lunes, 3 de agosto de 2009

Opinión: Gobernar es Responder

Publicado en La Nación, 03 de Agosto 2009.

GOBERNAR ES RESPONDER.

Velia Govaere | veliagov@racsa.co.cr
Viceministra de economía

La Revolución Francesa cumplió 220 años. En Costa Rica, el Encuentro Nacional sobre el Empleo tuvo lugar ese día. Fue una premonitoria coincidencia que marcó la vigencia en Costa Rica del moderno paradigma de gobernabilidad: la construcción de políticas públicas desde abajo. Sociedad civil y empresarial se dieron cita con ministerios y entes descentralizados para exponer y demandar, para escuchar y responder, en el apremiante tema de cómo defender y promover el empleo.

Las políticas públicas deberían ser siempre respuestas a demandas sociales. Las revoluciones en la comunicación y la cultura y el acceso masivo a la información de asuntos públicos son la base estructural para que las políticas públicas se construyan a partir del diálogo.

Diálogo urgente. Atrás quedaron los tiempos de gestos digitales el día de las votaciones y conformista indiferencia después. Pero los costarricenses estamos acostumbrados a la visión estereotipada de gobernantes que guían desde arriba y a ciudadanos que protestan desde abajo. ¿Hay algo más urgente que dialogar para defender la base del sustento de todos? En todo caso claro, la confrontación no puede ni defender ni crear empleos.

Ni diagnósticos ni soluciones fueron premisas unánimemente aceptadas. La Unión de Cámaras lamentó una pérdida de decenas de miles de puestos de trabajo, mientras la Caja Costarricense de Seguridad Social mostró que el número de asegurados apenas había disminuido en poco más de mil trabajadores.

Ambas cifras no son necesariamente contradictorias, sino visiones que se complementan desde perspectivas diferentes. Quienes han perdido el empleo, valoran seguir asegurando a sus familias como trabajadores independientes y muchos aparecen trabajando cuando, en realidad, están improvisando cualquier tipo de actividad económica para llevar sustento a sus familias.

Los ejes de las propuestas fueron ricos y variados. Su eje central fue la necesidad de mejorar el clima de negocios y el entorno empresarial. Empresa y empleo son caras de la misma moneda en Costa Rica. Propuestas de modificaciones fiscales, aumento de liquidez, disminución de costos de intermediación financiera se unieron a retos académicos y a la expectativa de leyes que permitan la flexibilización laboral y faciliten la atracción de nuevas inversiones extranjeras. Giro interesante de protagonismos donde el Gobierno asume cada vez más un rol de intermediario de demandas ciudadanas frente al Legislativo y no al revés, como ha acostumbrado ser el caso.

El Gobierno exhortó a los empresarios a solidarizarse con sus trabajadores, defendiéndoles sus empleos en estos tiempos de vacas flacas, aun a costa de menores ganancias, porque los exhortó a recordar cómo aprovecharon el esfuerzo de sus empleados durante las vacas gordas. En todos los ministerios de línea, quedó un ambiente propicio a apoyar, siempre que posible y aconsejable, todas las demandas de los sectores sociales y la empresa privada.

Giro de prioridades. En ningún momento se cuestionó nuestro modelo de desarrollo. Pero el pulso de los tiempos apuntó a un giro de prioridades. La apertura económica de Costa Rica debe complementarse con el robustecimiento de sus capacidades de defensa comercial, de apoyo industrial y de protección de los consumidores. El momento es propicio para dar músculo al fortalecimiento de la calidad e inocuidad de los productos que consumimos. La crisis nos advierte que el péndulo de la historia nacional está girando hacia una consolidación de la producción con encadenamientos de valor agregado, que pasa necesariamente por la atracción de nuevas inversiones que generen empleo, así como por el apoyo a la industria nacional, especialmente a la pequeña y mediana empresa.

Todavía resuenan en el ambiente esas voces, cuando la tendencia natural de nuestra idiosincrasia nos tienta a guardar su sonido en los archivos. El Gobierno mostró el 14 de Julio su fe en un nuevo paradigma de gobernabilidad que tiene como premisa saber escuchar. Queda pendiente plasmar en actos esas demandas. Un reto que debe ser enfrentado aunque solo queden 10 meses de gobierno. En Costa Rica sabemos que gobernar es responder.

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